14. El veneno

La selección de especies vegetales específicas, el encauzamiento de ríos y quebradas, la aceleración de los ciclos de nutrientes y la utilización de herramientas son algunos de los elementos que confluyeron para desatar la primera revolución: la agricultura, con la cual generamos alimentos para más animales humanos y no humanos, es decir, excedentes energéticos.

Este superávit cambió de manera drástica con la aparición del modelo actual de agricultura industrial, que reemplazó con ingentes cantidades de combustibles fósiles la mano de obra; la energía necesaria para la preparación de la tierra, el riego, la fertilización, la recolección y el transporte dejó de ser muscular. Hoy se emplean entre diez y quince calorías de energía para producir una caloría de energía en forma del alimento homogenizado por el mercado[28].

De las seis mil especies conocidas que podemos consumir, tan sólo nueve representan el 66 % del total de la producción agrícola[29]. El sistema agroindustrial es responsable del 80 % de la deforestación global y del 70 % del uso de agua dulce, y ocupa alrededor del 33 % de la superficie terrestre[30].

El alimento, cuyo propósito primordial es darnos nutrición y salud, se convirtió en mercancía, y, además, en un gran problema sanitario: casi mil millones de personas sufren de hambre y malnutrición, dos mil millones, de afecciones como obesidad y diabetes, y una cantidad superior, de enfermedades como el cáncer, causadas por los tóxicos usados en la producción agroindustrial[31].