Habitaremos un planeta diferente a aquella tierra de la abundancia que hemos vulnerado. Nuestro camino se enfrenta hoy, y con mucha mayor intensidad en las próximas décadas, a territorios degradados, en un entorno de escasez energética. Esta condición sólo la podremos sortear en comunidad, con el conocimiento que la mayoría hemos perdido, el legado más importante de nuestros ancestros: el de los ciclos de la naturaleza, las semillas que se adaptan a cada condición, las especies pioneras que regeneran suelos, las prácticas agriculturales diversas que evolucionaron con diferentes comunidades durante miles de años para proporcionarnos el alimento.
Cuando los falsos remedios del sistema son la geoingeniería y la economía circular, desde los pueblos marginales, campesinos, negros e indígenas y muchas nuevas comunidades conscientes buscamos cómo reverdecer. Usamos la tecnología más sofisticada, que logra extraer el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera: la fotosíntesis en millones de formas, la biodiversidad que nos alimenta y que crece en los matorrales, en los montes, en las selvas. Así lo hace desde hace más de una década Asprocig al restituir kilómetros de bosque ribereño a partir de la reforestación de sus franjas con especies nativas, las siembras propias y el conocimiento ancestral de sus antepasados Zenú[57].
Nos lo proponía ya hace años el maestro Mario Mejía: volver la mirada al pasado para construir el futuro:
En el siglo xxi podría acentuarse realizar sueños como el de Taniguchi: si estás en paz con todos los seres del cielo y de la tierra, todo será tu amigo, y nada podrá hacerte daño. El sueño de Pannikar, hacer unidad entre ecología y espiritualidad, rescatar el sentido femenino de la vida. El sueño oriental de equilibrios Yin-Yang, que en agricultura Callahan interpreta como equilibrio día y paramagnético. El sueño de Schumacher de economía budista (no nacimos para el consumo), tecnologías blandas, Sermón de la Montaña. El sueño de Roger y de Fukuoka de humildad ante la madre mediante agriculturas naturales[58].